En los niños, se caracteriza por un cuadro de uno a cinco días de fiebre baja, dolor de cabeza, malestar general, conjuntivitis leve, inflamación de los ganglios del cuello y síntomas respiratorios leves, con aparición posterior de un sarpullido rosa o rojizo, inicialmente en la cara y luego en el resto del cuerpo.
La mayoría de las adultos que contraen la rubeola presentan una enfermedad leve, con síntomas similares a los que se observan en la edad pediátrica.
La infección de la madre durante la gestación es más grave en las primeras doce semanas y puede dar lugar a la pérdida del embarazo o la aparición de defectos cardiacos, discapacidad intelectual, ceguera o sordera, bajo peso al nacer y daño hepático o renal.