El manejo consiste en la administración de antibióticos contra la bacteria, hidratación y mantenimiento del estado nutricional de la persona afectada.
En todos los casos, el tratamiento debe ser prescrito por el médico tratante, previo análisis conjunto de los efectos, los beneficios y los riesgos de las terapias disponibles.
En algunos pacientes, puede ser necesaria la hospitalización para llevar a cabo el monitoreo de los signos vitales, la aplicación de los medicamentos y el seguimiento clínico.