El tratamiento está orientado al control de los síntomas y a la corrección de la causa de base.
En la fase inicial se recomienda reposo en cama, calor local y medicamentos analgésicos, medidas que se complementan, en una etapa posterior, con terapia física, estimulación eléctrica y otras técnicas similares.
En todos los casos, el plan terapéutico debe ser prescrito por el médico tratante, previo análisis conjunto de la naturaleza y el grado de evolución del cuadro y de los efectos, los beneficios y los riesgos de las terapias disponibles.