A diferencia de la mayoría de los tumores malignos, el cáncer de cuello uterino puede prevenirse. Una de las alternativas más importantes es la práctica de la citología vaginal, un examen que permite la detección temprana de cambios malignos.
Es importante que todas las mujeres sexualmente activas se practiquen citologías con regularidad, al menos una vez cada año, preferiblemente a partir de los tres años siguientes a la primera relación sexual, continuando con la periodicidad requerida, de acuerdo con la condición personal.
Otras formas de prevención incluyen la limitación del número de compañeros sexuales, la utilización de medios de protección contra las enfermedades de transmisión sexual y la aplicación de la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH), especialmente en niñas y adolescentes y en mujeres mayores de 18 años que no han iniciado su vida sexual.