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Prevención y tratamiento de los piojos

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Las estadísticas existentes sobre la pediculosis, el nombre por el que se conoce la infestación por piojos, son imprecisas, debido a que muchas veces no se reportan, por consiguiente los organismos de vigilancia y control sanitario dependen de los datos de ventas de productos que matan los piojos, o pediculicidas, de los costos de excusas médicas y otros varios.
Esta situación es más común de lo que nos imaginamos y se presenta con mucha regularidad en los menores en edades entre los 3 y 12 años, siendo más usual en las niñas que en los niños, tal vez por la abundancia de cabello. 

Desde tiempo inmemorial, el diagnostico en los niños lo han hecho los padres o cuidadores; más recientemente, los mismos niños o maestros en las escuelas. Además, la disponibilidad de champús o productos anti-piojos de venta libre han hecho que el médico y el equipo de salud estén un poco apartados de esta situación (lo cual contribuye también a estadísticas imprecisas). El problema, de esta situación radica en la posibilidad de confundir los liendres (los huevos de los piojos) con cualquier pequeña masa colgando de los cabellos diferentes a esto, llevando a diagnóstico erróneo y a aplicación de productos anti-piojos, generando resistencia de éstos. 

De ahí que, recientemente, los médicos se hayan involucrado de nuevo y más activamente en el control de esta molesta situación, usualmente escolar, brindando a la población recomendaciones más acertadas sobre este problema.

Dentro de estas recomendaciones están:

Revisar la cabeza de los niños periódicamente, en especial cuando han ingresado al colegio, ya que la picazón no siempre empieza de manera inmediata, puede tardar varias semanas, como reacción a la saliva arrojada por los piojos cuando muerden el cuero cabelludo para alimentarse. Sin embargo los niños pueden quejarse de que sienten cosquilleo en la cabeza.

Verificar si existe la presencia de piojos los cuales se pueden observar a simple vista, además las liendres se distinguen por tener aspecto de puntitos amarillos, marrón o de color mostaza y cuando eclosionan la cáscara se ve de color blanco o transparente y sigue fuertemente adherida a la hebra de cabello, semejándose a una especie de caspa que, que no se desprende con el cepillado. La manera más fácil de hacer la inspección es sentar al niño con la cabeza recién bañada frente a una ventana con buena luz y proceder a deslizar mechón por mechón un peine de color claro verificando cada vez si salen piojos adheridos en su superficie.

Una vez confirmada la infección es aconsejable acudir al médico pediatra (incluso ante la sospecha) quien recomendará  el tratamiento más conveniente para los pequeños.

La picadura de los piojos suele generar picazón e inflamación en el cuero cabelludo, lo que puede provocar irritación cutánea e incluso infecciones en las zonas afectadas, por eso es aconsejable empezar un tratamiento apenas se compruebe la aparición de estos molestos animalitos. Si no se eliminan a tiempo logran penetrar el cuero cabelludo y para eliminarlos se debe realizar un procedimiento clínico.

La posibilidad de contagio de contagio es muy alta, por esto es aconsejable acudir al colegio una vez se ha iniciado el tratamiento. En el caso de que su niño esté estudiando es necesario informar a las autoridades escolares de cualquier infestación ya que es preciso aplicarle un medicamento eficaz, aislarlo durante 24 horas y lavar la ropa contagiada (preferiblemente con agua caliente) antes de regresar nuevamente a clases. Lo importante es que se haya eliminado el foco de infección que son los piojos y las liendres.

El tratamiento, que debe estar indicado por el médico tratante, incluye varias opciones:

  • La aplicación de insecticidas basados en permetrina o piretrina, especialmente formulados para erradicar piojos y liendres, que son muy seguros y eficaces. Para su correcto uso, deben estar muy claras las instrucciones de uso. 
  • La aplicación de lociones a base de benzoato de bencilo, siguiendo las instrucciones de uso y aplicación. 
  • La administración oral de ivermectina, en dosis única, de acuerdo con las instrucciones del médico.
  • En aquellos casos poco frecuentes de resistencia de los piojos, cuando los niños son muy jóvenes o si los padres deciden no usar pediculicidas, existen otras alternativas como el peinado del pelo mojado, y el uso de geles de petrolato, o bencil alcohol. 

La mejor forma de prevenir los piojos es con un buen aseo personal y la limpieza y planchado de la ropa, además se debe evitar el contacto con personas infestadas.

Finalmente, un punto importante en prevención es que los padres sirvan a su vez como fuentes de información para familias, escuelas y otras agencias comunitarias.

Véase también:


Fuentes

1.Lic. Ana Gloria Díaz Martínez. Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas. 
 2. Licenciada en Bioquímica. Departamento de Servicios Especiales de Información. Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas. Ciudad de La Habana.
 3. Valdés A, Abreu A. Enfermedades debidas a parásitos animales (zooparasitosis cutánea).
 4. Pediculosis en Dermatología. La Habana: Ed. Pueblo y Educación, 1973:329-36.
 5. Rivero T. Pediculosis y Escabiosis: mucho más allá de la "picazón". Tribuna. 1995: abril 2.
 6. Graciansky P. Pediculosis En: Dermatología. Sífilis. Barcelona:1973:51.
 7. Frankowski BL, Bocchini JA Jr, and Council on School Health and Committee on Infectious Diseases. Head lice. Pediatrics 2010;126;392.