Manchas en la piel: ¿Por qué se producen y cómo prevenirlas?

15.10.2024

Las manchas en la piel son un motivo de consulta frecuente en personas de todas las edades y tonos de piel. Pueden aparecer en diferentes formas y tamaños y aunque suelen ser inofensivas en la mayoría de los casos, pueden ser indicativas de otras enfermedades o generar incomodidad estética.

Los factores de riesgo incluyen cambios hormonales relacionados con el uso de anticonceptivos o el embarazo; el efecto acumulativo de los rayos solares, especialmente en personas mayores; y la acumulación de pigmento después de lesiones cutáneas.

Las manchas son áreas donde el pigmento melanina se distribuye de manera desigual, resultando en zonas más oscuras (hiperpigmentación) o más claras (hipopigmentación) que el tono natural de la piel. Las más frecuentes son:

• Léntigos solares: también conocidos como manchas de la edad, aparecen por exposición prolongada al sol.
• Melasma: manchas oscuras y simétricas, generalmente en el rostro, relacionadas con cambios hormonales.
• Pecas: pequeñas manchas marrones que se intensifican con la exposición al sol, frecuentes en personas de piel clara.
• Nevus o lunares: acumulación localizada de un gran número de células pigmentarias, conocidas como melanocitos, en las diferentes capas de la piel.
• Vitiligo: manchas de color "blanco intenso", bien delimitadas, de distribución simétrica, con predilección por las piernas y alrededor de ojos, nariz y boca.
• Secuelas de lesiones inflamatorias de la piel: como acné, quemaduras o lesiones cortantes.

Entre las medidas recomendadas por los especialistas para evitar la aparición de manchas en la piel se encuentran:

• Aplicar un protector solar con factor de protección 30 o superior, incluso en días nublados y reaplicar cada dos horas y después de nadar o sudar.
• Limitar la exposición al sol entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde, cuando los rayos ultravioleta son más intensos y dañinos para la piel.
• Utilizar sombreros de ala ancha, gafas de sol con protección ultravioleta y ropa de manga larga, accesorios que ayudan a reducir la exposición directa.
• Evitar la manipulación de lesiones cutáneas: no exprimir granos ni rascarse en áreas de acné o cicatrices, ya que puede provocar hiperpigmentación postinflamatoria.
• Consumir alimentos ricos en vitaminas y antioxidantes que promuevan la renovación de las células de la piel y contribuyan a la salud cutánea.

El tratamiento suele ser complejo y debe estar orientado por un especialista en dermatología para mejorar la efectividad clínica y evitar efectos secundarios indeseados.