Las convulsiones pueden clasificarse en dos grandes categorías, de acuerdo con el inicio de las crisis:
- Convulsiones focales, que inician en una parte específica y localizada del cerebro y pueden ser simples o complejas, caracterizándose las últimas por la pérdida del estado de consciencia.
- Convulsiones generalizadas, que afectan la mayor parte o la totalidad de la corteza cerebral y se clasifican en seis tipos, incluyendo:
- Ausencias o epilepsia tipo “pequeño mal”, que se caracteriza por pérdida breve de la conciencia y recuperación generalmente espontánea después de la desconexión.
- Convulsiones clónicas: movimientos rítmico e involuntarios de los músculos, habitualmente sin pérdida del equilibrio ni alteración de consciencia.
- Convulsiones tónicas, que se caracterizan por la rigidez muscular, pueden generar pérdida del equilibrio y ocasionan dolor muscular posterior al episodio.
- Convulsiones atónicas, que se presentan como pérdida completa del tono muscular y caídas súbitas, en ocasiones sin pérdida de consciencia.
- Convulsiones tónico-clónicas o epilepsia tipo “gran mal”, que se caracterizan por movimientos bruscos, rigidez muscular y pérdida de la consciencia.