El manejo depende de la naturaleza del cuadro, de la gravedad de los síntomas y del impacto en el estado general, la capacidad funcional y la calidad de vida, estando orientado al control de los síntomas, la recuperación de la función y el mejoramiento del bienestar de la persona afectada.
En todos los casos, el tratamiento debe ser prescrito por el médico tratante, previo análisis conjunto de la naturaleza y el grado de evolución del cuadro y de los efectos, los beneficios y los riesgos de las terapias disponibles.