20 minutos de ejercicio pueden ayudar a prevenir la fragilidad en las personas mayores

La fragilidad es una condición médica que se presenta con cierta frecuencia en las personas mayores, como consecuencia de la disminución de las “reservas del organismo”, lo que da lugar a una menor capacidad de respuesta frente a los factores generadores de estrés y a un riesgo aumentado de caídas, pérdida de la capacidad funcional, discapacidad, dependencia, institucionalización e incluso la muerte.

Los elementos que sugieren la aparición de un cuadro de fragilidad incluyen pérdida significativa e involuntaria de peso, bajo nivel de energía o sensación permanente de agotamiento, debilidad muscular generalizada, lentitud de la marcha y disminución variable de la actividad física, factores que en muchos casos determinan la inmovilidad de la persona.

De acuerdo con los expertos, se llega a la fragilidad como resultado de un ciclo vicioso que se activa por la combinación de factores negativos para la salud como malnutrición crónica, pérdida progresiva de masa muscular, disminución de la fuerza, baja tolerancia al ejercicio y disminución del gasto energético del organismo, en presencia de estrés físico o psicológico, enfermedades graves y/o uso de medicamentos especiales, entre otros.

La prevención se fundamenta en el mantenimiento de una dieta saludable y balanceada, el desarrollo regular de actividad física, el mantenimiento del peso ideal, la práctica de actividades de relajación y el manejo adecuado del sueño y el mantenimiento de una red de apoyo familiar y social.

Una publicación reciente de la Sociedad Británica de Geriatría plantea que la adopción de una dieta saludable y la práctica de veinte minutos de ejercicio al día puede ser útil para reversar la fragilidad y mejorar la capacidad de adaptación de las personas mayores de 65 años, garantizando una mejor salud y calidad de vida en esta etapa del ciclo vital.