El manejo incluye lavados de las fosas nasales con suero fisiológico, aumento del consumo de líquidos, control de los factores de riesgo de irritación o alergia y uso de los medicamentos indicados por el médico de cabecera.
En todos los casos, el tratamiento debe ser prescrito por el profesional tratante, previo análisis conjunto de la naturaleza y el grado de evolución del cuadro y de los efectos, los beneficios y los riesgos de las terapias disponibles.