Ictus: Prevenir es mejor que tratar

Una de cada cuatro personas sufrirá un accidente cerebrovascular a lo largo de la vida, lo bueno es que el noventa por ciento de esos eventos es prevenible mediante el control de los principales factores de riesgo: obesidad, sedentarismo, consumo de cigarrillo, hipertensión y problemas del ritmo cardiaco.

El accidente cerebrovascular, también conocido como ictus, se produce como consecuencia de la disminución o el bloqueo completo del flujo de sangre al cerebro por la obstrucción o la ruptura de un vaso sanguíneo, lo que puede originar la aparición de una variedad de síntomas neurológicos, que incluyen debilidad o parálisis en una o más extremidades, alteraciones visuales, problemas de habla y dificultad para razonar.

Entre los síntomas de la aparición de un accidente cerebrovascular se incluyen:

Se recomienda iniciar el tratamiento para restablecer el flujo de sangre a la mayor brevedad posible, idealmente dentro de la primera hora después de la aparición de los síntomas, bajo la presunción que “cada minuto que pasa a partir de la reducción o bloqueo del flujo sanguíneo mueren casi dos millones de células nerviosas adicionales por falta de oxígeno”.