Las críticas y la hostilidad de los padres entorpecen el tratamiento de los adolescentes con anorexia
La anorexia nerviosa es una enfermedad mental en la que el paciente se niega a mantener un peso corporal normal para su estatura y características, siente temor de ganar peso y tiene alteraciones en la percepción de la forma y tamaño de su cuerpo. La anorexia afecta a hombres y mujeres de todas las edades, pero es más frecuente en mujeres jóvenes, iniciando en la adolescencia (ver más: Anorexia).
La anorexia obedece a una combinación de factores biológicos, psicológicos y socioculturales. El tratamiento combina diferentes elementos; el primero consiste en retornar a un peso normal con la ayuda de especialistas en nutrición. El tratamiento médico consiste en vigilar los signos vitales de la persona, suministrar líquidos y nutrientes y, en algunos casos, formular medicamentos como antidepresivos. La psicoterapia es el tercer elemento del tratamiento de la anorexia. Puede ser a nivel individual, familiar o como terapia de grupo y, en términos generales, consiste en lograr que el paciente acepte su imagen corporal.
Un reciente estudio realizado en Chicago (Estados Unidos), en jóvenes con anorexia, examinó la relación entre las emociones expresadas por sus padres y el resultado del tratamiento de su patología, así como el impacto de dichas emociones en el funcionamiento familiar.
En la investigación participaron 121 adolescentes anoréxicos (de los cuales el 91,8% eran mujeres) entre los 12 y los 18 años y sus familias. Los pacientes fueron aleatoriamente asignados a uno de dos grupos: el primero recibió 24 horas (repartidas en 12 meses) de terapia basada en la familia y el segundo recibió la misma dosis de terapia individual enfocada en el joven. La terapia basada en la familia radica en empoderar a los padres para que se hagan cargo del proceso de recuperación de sus hijos; en la terapia enfocada en el adolescente, es este último el que se hace cargo de su propia recuperación.
Los participantes fueron evaluados en cuatro momentos: al comienzo del estudio, al final del tratamiento y 6 y 12 meses después de terminado el tratamiento. En estos momentos se llevaron a cabo entrevistas y cuestionarios a los pacientes y sus familias para valorar la enfermedad y otras patologías asociadas, las emociones de los padres y el funcionamiento familiar.
Los resultados del estudio mostraron que las críticas por parte de los padres entorpecen el tratamiento de sus hijos anoréxicos. Adicionalmente, la hostilidad por parte de la madre obstaculiza el funcionamiento y la comunicación familiar.
Los hallazgos de esta investigación sugieren que las emociones expresadas por los padres, tanto por la mamá como el papá, impactan considerablemente los resultados del tratamiento de la anorexia nerviosa. Por lo anterior, dichas emociones deberían ser atendidas directamente en un escenario clínico. El futuro requiere de más estudios que exploren las maneras en las que las emociones expresadas por los padres pueden ser modificadas en pro del tratamiento y el bienestar de los pacientes con esta condición.