La manifestación clásica es una convulsión que involucra todo el cuerpo, aparece y remite de forma espontánea y tiene una duración corta.
Adicionalmente, pueden aparecer dolor de cabeza, visión borrosa, visión doble o ceguera temporal, hipertensión arterial de difícil control y taquicardia.
El feto puede presentar una disminución de la frecuencia cardiaca entre dos y cinco minutos después del evento convulsivo, retornando a la normalidad en la mayoría de los casos.