En la mayoría de los casos, aparece como consecuencia de infecciones por virus, aunque también puede darse por colonización de bacterias y en algunos casos, por hongos.
En otras personas, se produce como respuesta a la inhalación de sustancias alergénicas, agentes químicos o irritantes ambientales, así como en niños con obstrucción de las fosas nasales que “respiran por la boca”.