La otitis externa

El oído externo se encarga de captar las ondas de sonido; está conformado por la oreja o pabellón y por el conducto auditivo externo. Por tratarse de una estructura exterior sometida a la agresión de los elementos del ambiente, tiene una protección natural: el cerumen cuya función es atrapar la suciedad que entra al oído protegiendo la piel del canal auditivo.
Esta porción del oído puede inflamarse por el contacto con agentes del medio ambiente como contaminantes, líquidos, insectos y otros,  entonces se produce la otitis externa. Este tipo de otitis, es conocida también como oído de nadador, ya que una de las formas más comunes de adquirir la enfermedad es en las piscinas.

Cómo se manifiesta la otitis

El primer síntoma que se puede presentar es una picazón en el canal auditivo y en la medida en que avanza la afección, aparece un dolor intenso que aumenta al masticar, la enfermedad no se transmite de persona a persona.

La mejor manera de controlar la otitis externa es la prevención, esto incluye secar en forma adecuada los oídos al salir de la piscina, de ser posible usar unos protectores adecuados que no permitan que ingrese agua en el canal auditivo y finalmente en caso de sentir molestia no introducir ningún tipo de objeto en el oído, ya que esto no ayuda y puede provocar que se comprima más el cerumen y la suciedad.

Cuidados e higiene del oído

El cuidado del oído puede ser muy simple pero es importante conocer como hacerlo, esto permite prevenir alteraciones e infecciones posteriores. Inicia con una adecuada higiene que se basa en lavar la parte externa de los oídos durante el baño diario con agua y jabón, secándolos adecuadamente con la punta de la toalla.

Por lo general la cerumen fluye por el canal auditivo y elimina la suciedad, sin embargo, en algunos casos esto no sucede y éste se acumula formando un tapón que puede causar dolor, disminuir la agudeza auditiva y finalmente provocar irritaciones e infecciones, en estos casos es necesario realizar un lavado profundo que requiere una preparación especial y debe ser realizado en un centro médico, por personal calificado quienes evaluarán y verificarán la conveniencia del procedimiento.  

En muchas oportunidades requiere que la noche anterior se coloque glicerina hasta llenar completamente el canal auditivo; es importante que el líquido esté a la misma temperatura del cuerpo, esto se puede lograr colocando el frasco al baño maría por un rato, sin que se caliente demasiado. Luego se debe cubrir el canal auditivo con una torunda de algodón para que la glicerina se mantenga en el canal.

En la mañana siguiente se puede retirar el algodón o dejarlo hasta el momento del procedimiento el cual se lleva a cabo introduciendo agua a presión dentro del canal auditivo, esto se logra con la ayuda de una jeringa sin aguja, proyectando un chorro de agua tibia dentro del canal, después de algunos segundos se podrá ver como poco a poco van saliendo partículas de cerumen y se va sintiendo como el odio se despeja y la audición mejora.

Generalmente se repite este último paso hasta que no salga más suciedad.

Finalmente se debe secar cuidadosamente el oído.

Adicionalmente, para mantener una adecuada higiene auditiva se deben tener las siguientes recomendaciones:

• Nunca se debe colocar dentro del oído ningún tipo de objeto que no haya sido fabricado específicamente con ese propósito.
• Es importante evitar el uso de gotas en los oídos a menos que sea bajo prescripción médica.
• Si hay comezón de oídos puede tratarse de un hongo, consulte a su médico.
• Si se ha formado un tapón de cerumen en el oído debe ser atendido por el médico.
• Se debe evitar nadar en aguas contaminadas.
• Se debe evitar el uso continuo de auriculares y la exposición cercana a fuentes de ruido intenso como cohetes, bocinas o parlantes de fiestas.
• Acudir al especialista a una revisión anual del oído.
  

Véase también:

• Otitis