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¿Por qué ir al urólogo?

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Las autoridades mundiales de salud, entre ellas la Organización Mundial de la Salud (OMS) consideran que a partir de los 45 años, todos los hombres deben acudir al urólogo para un examen completo, al menos una vez al año.
Esta recomendación obedece a que enfermedades como la hiperplasia prostática benigna, es decir, el crecimiento de la glándula prostática en ausencia de cáncer y el cáncer de próstata comienzan a presentarse con mayor frecuencia durante la quinta década de la vida.

Alrededor de la mitad de los hombres mayores de 60 años y hasta 90% de los mayores de 85 tienen hiperplasia prostática benigna, la cual si bien no tiene implicaciones graves sobre la salud, puede ocasionar síntomas molestos, tales como aumento de la frecuencia de las micciones durante el día, goteo de orina al terminar de orinar, urgencia para orinar (al punto de ocasionar alteraciones del sueño), ardor al orinar e incluso, en ocasiones, retención de orina debido a la obstrucción de la uretra.

Por su parte, el cáncer de próstata es uno de los tumores malignos más frecuentes en los hombres y si bien muchas veces tiene un curso muy lento y no ocasiona problemas durante la vida, ciertos tipos de cáncer prostático son particularmente agresivos y se extienden con rapidez hacia otros órganos y pueden causar la muerte, por lo que es fundamental detectarlos a tiempo.

Ahora bien, junto con ciertos exámenes de laboratorio, como el antígeno prostático específico, una de las maneras más sencillas de identificar cualquier problema de la próstata es el examen digital de la glándula, mediante el tacto rectal.

Aquí radica la importancia de acudir al urólogo, quien mediante el tacto rectal puede identificar cambios sospechosos en el tamaño o la textura de la próstata y en tales circunstancias, solicitará estudios más detallados y precisos, para determinar de qué se trata y proceder a instaurar el tratamiento más adecuado, en caso necesario.

Léase también:



Fuentes

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