Al no conocer la causa establecida de la enfermedad, es difícil identificar medidas de prevención para no sufrirla, sin embargo, es posible, al adoptar algunos cambios en el estilo de vida, controlar los síntomas más molestos y reducir la frecuencia de estos.
- Dieta saludable: evitar alimentos con alto contenido de grasa.
- Suprimir alimentos irritantes: si se ha identificado que cierto tipo de alimentos, como la leche o el chocolate, producen el malestar, es necesario evitarlos.
- Reducir el consumo de bebidas gaseosas.
- Tomar líquidos abundantes: ayudan a la formación de las heces y su pronta evacuación.
- Evitar el uso frecuente de laxantes: este tipo de medicamentos, cuando se usan en forma crónica, debilitan las paredes intestinales y reducen su capacidad para moverse en forma coordinada.
- Controlar el estrés.