La deshidratación se diagnostica con la historia clínica y el examen físico.
Los exámenes de laboratorio pueden ayudar a confirmar la gravedad de la deshidratación a través de pruebas de sangre y orina.
Tratamiento para la deshidratación
En casos de deshidratación leve o moderada en los que el paciente pueda beber líquidos, el tratamiento consistirá en sales de rehidratación oral ingeridas mediante sorbos pequeños y frecuentes.
En casos severos, se hace necesario hospitalizar al paciente e iniciar líquidos intravenosos ricos en agua y electrolitos.
Recuerde evitar alimentos o bebidas con mucha azúcar o grasa (como gaseosas, jugos y lácteos), líquidos muy calientes o fríos, bebidas con cafeína, tabaco y alcohol. No suspenda la lactancia materna.