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Los niños no engordan solamente: ¡también se ven afectados por desnutrición!

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Colombia, como muchos países (¡y no sólo en vía de desarrollo!), enfrenta el problema de la desnutrición en su población infantil.
Aunque estamos en una situación algo mejor que otros países,
las cifras de talla baja para la edad (un marcador de desnutrición crónica) rondan el 12%, ¡lo cual son muchos niños!, y especialmente están en riesgo los menores de 24 meses, la población infantil de las regiones costeras (Pacífica, Caribe), la de las áreas rurales, con 17% de los niños afectados, y de 27% cuando las madres no tienen educación formal.

Curiosamente, la desnutrición aguda, que es el peso bajo para la edad, es menor y no tiene tantas variaciones entre poblaciones, zonas o clases sociales, registrando apenas 2,5% de los niños en total. Lamentablemente, la desnutrición aguda no es considerada un problema de salud pública (como si pasa con la crónica) y sí se relaciona con más casos de enfermedad y muerte.

Estas consideraciones son importantes porque un niño que sufrió atraso en su crecimiento debido a problemas nutricionales en los primeros años de vida podría tener un peso para la edad menor a lo esperado, aún si tuviera un peso adecuado para su talla o inclusive sobrepeso.

No necesariamente los niños con desnutrición son flacos y emaciados; al contrario, en los últimos años se ha visto un incremento de los niños con sobrepeso y al mismo tiempo malnutridos (¡ya que peso no es igual a nutrición!). Un factor que recientemente ha sido puesto sobre el tapete como causante de desnutrición es el snacking, o comer comida fabricada o empaquetada y fuera de las horas de comida.

Otro factor es la alimentación basada en comida “basura”: hamburguesas y gaseosas son el arquetipo, pero también aplica para cualquier comida rica en carbohidratos y grasas que no aporte otros nutrientes.

Increíble como pueda parecer, también influye el momento cuando estas “comidas basura” se ingieren: en las horas cuando los niños ven televisión o juegan videojuegos, en vez de hacer ejercicio físico como montar en bicicleta o trotar o patinar, y comer en familia, en horas y espacios dedicados a la familia y al cenar, con platos balanceados entre carbohidratos, verduras, proteínas y grasas.

Padres de familia: la decisión sobre qué hacer con la nutrición de sus hijos está en sus manos, y también en las de ellos, por cuanto una sana alimentación y entrenamiento físico e intelectual son su responsabilidad presente y futura.

Véase también:


Fuentes

http://idbdocs.iadb.org/wsdocs/getdocument.aspx?docnum=35791560