Jet lag: Efectos de la vuelta al mundo en algunas horas

El jet lag, también conocido como descompensación horaria, es un fenómeno que ocurre cuando una persona viaja rápidamente a través de diferentes husos horarios, generando una perturbación del ritmo circadiano, que es el reloj interno del cuerpo que regula los patrones de sueño y vigilia, estando influenciado por la exposición a la luz y otros factores ambientales.

Los viajes a regiones con horarios muy diferentes al lugar de origen, dan lugar a la descompensación del ritmo circadiano, porque el cuerpo está programado para seguir el ciclo de luz y oscuridad del sitio de origen, generándose un conflicto con el ciclo de destino, lo que puede causar una serie de síntomas y efectos que son característicos del jet lag.

De acuerdo con algunas investigaciones, los cambios de presión en la cabina y las elevadas alturas asociadas a los viajes aéreos pueden provocar algunos de los síntomas, independiente de la diferencia horaria, los cuales pueden verse agravados por la deshidratación que provocan los bajos niveles de humedad que se experimenta en los aviones.

Entre las manifestaciones de esta condición, se incluyen sensación de fatiga, insomnio, irritabilidad, dificultad para la concentración, estreñimiento o diarrea, alteraciones del apetito, y una sensación general de malestar. La gravedad de los síntomas puede variar dependiendo de la dirección del viaje (oriente u occidente), la cantidad de usos horarios cruzados y la capacidad de cada individuo para adaptarse a los cambios.

A largo plazo, el jet lag puede producir desequilibrios hormonales, disminución de la función del sistema inmunológico, aparición de trastornos crónicos del sueño, problemas del estado de ánimo y disminución del rendimiento de las funciones mentales superiores como el razonamiento, la capacidad de análisis y la toma de decisiones, entre otras.

Entre las recomendaciones de los expertos para minimizar los efectos del jet lag se incluyen el ajuste gradual del horario de sueño y vigilia antes de viajar, la exposición temprana a la luz natural en el destino, el mantenimiento de la hidratación y la evitación del consumo excesivo de alcohol y cafeína.